Durante años, muchos aviadores creyeron que el hombre no estaba en condiciones de volar por encima de la velocidad del sonido. Todo cambió el 14 de octubre de 1947, cuando Chuck Yeager pilotó el Bell “X-1” y la superó. El “X-1” fue llevado a una altitud de 25.000 pies por un avión B-29 y allí mismo, impulsándose con cohetes, alcanzó un Match 1,06 (700 millas por hora). El avión se había diseñado con un nuevo tipo de motor y un fuselaje aerodinámico para reducir las turbulencias. Fue sólo uno de sus primeras hazañas, puesto que en los años siguientes Yeager continuó buscando los límites de la velocidad de vuelo.