El 28 de junio de 1491 nació en Greenwich uno de los personajes más controvertidos de la historia moderna europea, Enrique VIII. La muerte de su hermano mayor, el príncipe Arturo, en 1502 le convirtió en sucesor del trono de Inglaterra, al que accedería en 1509. Durante su reinado Europa se vio sacudida por la Reforma protestante y aunque inicialmente Enrique VIII defendió la postura de Roma, terminó convirtiéndose en uno de los principales valedores del protestantismo. Las razones de tal cambio estarían estrechamente vinculadas tanto a cuestiones de carácter personal como políticas. El monarca había contraído matrimonio en 1509 con Catalina de Aragón con la que sólo tuvo una hija, María Tudor. Su deseo de tener un hijo varón unido a su relación amorosa con Ana Bolena le llevaría a solicitar al Papa la nulidad de su primer matrimonio. La negativa de éste terminaría conduciendo a la ruptura con Roma y al blindaje del poder de la corona. El Acta de Supremacía de 1534 declaraba al rey cabeza única y suprema de la Iglesia de Inglaterra que en adelante se conocería como Iglesia anglicana.