Tal día como hoy de 1953, en la abadía de Westminster (Londres), se desarrolló una vez más el fastuoso ritual de coronación de los monarcas del Reino Unido. Isabel II había sucedido a su padre Jorge VI al morir éste en febrero de 1952. El período de luto oficial y los complejos preparativos de la ceremonia obligaron a posponerla más de un año a la espera de que todo estuviese listo. En la abadía se congregaron más de 8.000 invitados entre representantes de la sociedad británica, de los países de la Commonwealth y de otros países del mundo. Pese al mal tiempo el público apoyó masivamente el acto con constantes muestras de alegría y afecto. La ceremonia fue celebrada por el arzobispo de Canterbury, Geoffrey Fisher, que impuso a la reina los símbolos del poder real después de que hubiese pronunciado el juramento de coronación. El evento fue retransmitido por radio y, por primera vez, por televisión, y seguido por cientos de miles de personas en todo el mundo.