Hallazgo de la piedra Rosetta

 El 15 de julio de 1799 un soldado francés del ejército napoleónico, Pierre-François Bouchard, realizó casualmente uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de la historia, la piedra Rosetta. En plena campaña egipcia, las tropas de Napoleón acampadas en las cercanías de la ciudad de el-Rashid (Rosetta) realizaban trabajos de excavación para ampliar los cimientos de una fortificación cuando hallaron un gran bloque de piedra gris. La piedra presentaba inscripciones de tres tipos diferentes que resultaron estar hechas en griego, egipcio demótico y egipcio jeroglífico. De época Ptolemáica, recogía un decreto de afirmación del culto real del faraón Ptolomeo V en el primer aniversario de su coronación. La repetición del mismo texto en las tres lenguas permitió descifrar la escritura jeroglífica egipcia marcando un antes y un después en los estudios sobre el antiguo Egipto.