El 12 de junio de 1991 Boris Yeltsin se convirtió en el nuevo hombre fuerte de Rusia. La celebración de las primeras elecciones tras siete décadas de comunismo se saldó con un claro triunfo del líder reformista. Su elección por un 60% de los votos puso de manifiesto la voluntad de cambio de los rusos, lo que también pareció manifestarse en el referéndum celebrado ese mismo día en Leningrado fruto del cual la histórica ciudad volvió a llamarse San Petersburgo. Yeltsin permaneció en el poder durante ocho años, a lo largo de los cuales hizo gala de una personalidad tan fuerte como polémica. Durante su mandato, puso punto final a la antigua URSS, abriendo Rusia al capitalismo y sus excesos que tendrían su expresión más clara en el fenómeno de los oligarcas. Las guerras de Chechenia y el empleo de la violencia para imponerse al Parlamento fueron algunos de los puntos más negros de su trayectoria. Falleció en abril de 2007 a los 76 años a causa de un infarto.