En la tarde del 22 de junio de 1981 el pleno del Congreso de los Diputados tomó una decisión histórica, la aprobación de la Ley del Divorcio. Durante la Dictadura franquista el divorcio, que había sido legalmente reconocido durante la II República, fue prohibido. En la efervescente sociedad española de la Transición eran cada vez más los sectores que reclamaban la aprobación de una ley que regulase el divorcio, si bien la Iglesia y los sectores más conservadores se oponían a ello. Estas tensiones sociales encontraron su reflejo en el seno de los grupos políticos siendo especialmente destacadas entre los miembros del partido en el gobierno, la UCD. Para intentar atajar la situación, el partido de Suárez trató de introducir una «cláusula de dureza» en el proyecto de ley que concedía prerrogativas a los jueces para denegar o retrasar el divorcio. Pero cuando en la tarde del día 22 se llevó a cabo la votación del proyecto de ley el secreto de la misma permitió a varios miembros de la UCD romper la disciplina de voto. La ley fue aprobada por 162 votos frente a 128 y 7 votos en blanco.
