Tal día como hoy concluyó la mayor batalla naval de la Primera Guerra Mundial, la Batalla de Jutlandia. El deseo alemán de desbancar al Reino Unido en el dominio de los mares había sido uno de los motivos de la escalada que había llevado a la guerra en 1914. Ya en guerra Gran Bretaña había establecido un bloqueo naval sobre Alemania, aunque ambos contendientes se condujeron con prudencia y apenas hubo choques navales. La situación cambió en enero de 1916, cuando el nuevo comandante de la flota alemana, el almirante Reinhard Scheer, convenció al alto mando alemán de que había llegado la hora de golpear en el mar. El plan, consistente en lanzar un señuelo a la Royal Navy para atraparla en aguas alemanas y destruirla empleando una fuerza combinada de superficie y submarina, fue desbaratado al interceptar los británicos unas transmisiones enemigas. Tras dos días de combate aunque las pérdidas británicas fueron mayores, los alemanes no lograron romper el cerco naval.
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