El 11 de octubre de 1962 el papa Juan XXIII inauguró en la Ciudad del Vaticano el Concilio Vaticano II, único que celebró la Iglesia católica en el siglo XX. Sus sesiones se prolongaron hasta 1965 a lo largo de cuatro sesiones, y sería clausurado por el siguiente pontífice, Pablo VI, ya que su predecesor falleció en junio de 1963. La inspiración de la reunión era la de ofrecer una respuesta al mundo moderno desde una Iglesia renovada, y sus conclusiones fueron recogidas en 16 documentos: 4 constituciones, 3 declaraciones y 9 decretos.