El 7 de octubre de 1952 la oficina de patentes de EE.UU. resolvía favorablemente la solicitud que tres años antes habían realizado dos miembros del Drexel Institute of Technology, Norman Joseph Woodland y Bernard Silver. Se concedía así la patente de su sistema de codificación automatizada de información: el código de barras. Woodland ingresó posteriormente en la compañía IBM y formó parte del equipo que en la década de los setenta desarrolló la tecnología de escáner que permitía la lectura óptica de los códigos. Fue el paso indispensable y definitivo para que el código de barras se convirtiese en una herramienta que se universalizó en el comercio y la logística mundiales.